La verdad es que no sé qué introducción escribir para esta receta, desde
ayer llevo escribiendo párrafos y párrafos pero cuando los repaso para ver si
la ortografía es correcta, acabo borrándolos. No sé por qué no logro encontrar
nada que me guste del todo para comenzar con este post, por eso he decidido
empezar con que no sé cómo empezar. Contradictorio...
No es la primera vez que me pasa, pero de normal, a la cuarta o quinta vez
que lo intento encuentro la historia, curiosidad o anécdota apropiada para
iniciar la receta, esta vez, ni a la décima. Me he quedado completamente en
blanco... Puede que sea por el cansancio... Con la exposición he estado
trabajando muy duro todo el verano, y cuando pensé que tenía 1 semana de
descanso por fin, resultó que tenía que seguir trabajando. Así que, al final,
esta semana he decidido tomármela para mí, y hoy que estoy más descansado,
estoy logrando escribir aunque sean dos o tres párrafos.
Por cierto, ¿Habéis visto la película "El Sentido de la Vida" de
Monty Pyhton? ¡Es un filme fantástico! Me encanta el humor inglés. La sátira y
la crítica social mezcladas con comedia y musicales hacen que el largometraje
te deje un muy buen sabor de boca, al igual que el plato que os presentamos
ahora, que al contrario que el salmón de la película, servir algo así NO es un
suicidio social.
Ingredientes para 4 personas:
- 8 alitas de pollo.
- 8 muslitos de pollo.
- Miel.
- Aceite de oliva.
- Perejil.
- 1 cabeza de ajo.
- Sal y pimienta.
Elaboración:
Estos muslitos son muy fáciles de hacer, no te comerá mucho tiempo y
puedes despreocuparte de ello mientras está en el horno. Lo primero de todo
será poner el horno a pre-calentar a 200ºC.
Mientras el horno se pone a punto, cogeremos una fuente apta para el horno.
En ella verteremos un chorretón de aceite con un poco de perejil. Cogemos la
cabeza de ajo, separamos los dientes y los aplastamos con la palma de la mano,
con un golpe seco. Los distribuimos por la fuente.
¡Es hora de que nuestro protagonista salga al escenario! Cuando se abra el
telón (cuando el horno esté listo), salpimentaremos el pollo y los pondremos en
la bandeja. Empapa con el aceite un poco el pollo, que quede brillante. Ahora
ya podemos meter al horno la fuente y despreocuparnos del pollo durante 25
minutos.
- Segundo acto-
Entra el chef, el horno y el pollo.
Escenario: La cocina.
Transcurridos los 25 minutos retiramos el ajo que probablemente haya
empezado a quemarse y damos la vuelta al pollo. Si vemos que va a quedar algo
seco podemos empaparlo con un poco más de aceite, pero no será necesario. Nos
despreocupamos otros 20 minutos.
- Tercer acto-
Entran el chef el horno, el pollo y la miel.
Escenario: La cocina.
Pasados los 20 minutos quedarán tan solo 5 para poder comerlos. Vertemos
sobre el pollo unas dos o tres cucharadas de miel más o menos y aprovecharemos
el calor residual del horno para que se caramelice. A los 5-10 minutos ya
estarán jugosos y brillantes, solo tendrás que servirlo y a disfrutar de un
buen plato.
- Fin de la obra -
Bueno, mi última receta de vacaciones escrita. Ahora toca volver a estudiar
y como siempre, solo podré cocinar los fines de semana. Sin contar que del 20al 21 estaré bastante ocupado. Estoy bastante impaciente, este curso escolar
será el último antes de entrar a la escuela de hostelería, el objetivo del blog
se está cumpliendo poco a poco y es hora de pensar en nuevos objetivos.